martes, 18 de diciembre de 2007

Tu voz II


Recuerdo tu voz, un soplo, un alarido
quemante, susurrante, devastador;
Casi muda, entrecortada,
pero yo lograba oírte,
entender parecía inevitable sentirte;
en cada palabra, en cada soplo de tu brisa,
y el vahó de tu aliento, afilado, punzante
se clavaba como agujas en la piel...
Adormeciendome de tu egoísmo.
¿Seré yo la egoísta?
¿Será que yo debo entenderte?
¿Aceptarte y quererte?
No puedo, y no sufro por ello...
Soy una indolente, abúlica, apática;
y no padezco por ello...
Me miro en tu espejo,
¡Mírame!
¿He cambiado?
Tu amor que ahoga se transformó en puñal
y me transformó a mí...
La ternura en indiferencia...
Y sin embargo no me culpo...
Ni tampoco te aflijo a ti...
Ésta sensación que debería existir la culpa,
pero no se siente... no se advierte, no se palpa,
no se consume...
Este estado de paz impasible
que no es mala, tampoco buena
sólo es... Y nadie toma conciencia;
porque eso es...
Por éso no existen ni extraño a los culpables,
sólo un poco de inconciencia y sobre todo indolencia...
Evocarte a ti...
Tus ojos húmedos, titilantes
las lágrimas salientes recorriendo tu faz
que antes parecía impertubable...
Tu boca arrimando palabras,
mientras tu voz lo permita y no se corte de tristeza...
Tus años , tu desgaste, tus manos temblorosas
las recuerdo suaves aun, pero trémulas...
Aun puedo evocar tus manos,
cuando el sentimiento afloraba vivo
y yo deseaba entrelazarlas entre las mías...
Aun puedo evocar esa sensación,
que parecía inundarme de calor y de ti...
Tu mirar cansado, pero con su partícular resplandor;
reflejando que tu espíritu vibra, sigue jovial;
más aun evidenciando que tu alma es buena...
Tu caminar pausado, tus piernas frágiles,
débiles de tanto andar...
Recuerdo todo, todo de ti
tan nítido, claro, transparente
con sólo evocar tu voz...
Te veo frente a mí,
y no puedo, no puedo
emocionarme, correr a tus brazos como antes,
sentir que lo eres todo para mí...
No puedo, no puedo...
Te veo y no me conmuevo...
Creo que después de todo
aun queda en mí un halo de sensibilidad,
lo compruebo...
Me da tristeza no poder sentirte como antes,
me conmueve no sentirme la niña de tus ojos.
Es paradójico, lo que el dolor puede provocar en nosotros...
a veces me siento frágil, vulnerable, insignificante
y tal vez lo soy... Paradójico...
Porque a pesar de todo yo te sigo amando...
Es sólo que ya no puedo demostrártelo
pasear por los parques como antes,
coger tus manos,
mirar tus ojos y decirte que te amo...
Cobijarme en tus brazos cuando siento miedo,
contarte mis aventuras y desventuras,
confidenciarte a quien amo,
quien me roba el sueño,
en quien pienso...
Mis inquietudes... Mis dudas...
Mis sueños, mis anhelos;
Mis amores y desamores...
Ya no busco en ti un consuelo...
Simplemente estás parado aquí
te veo frente a mí y en mi mente
y no puedo, no puedo...
Mis lágrimas se extinguieron...
Pero aun así yo se que te amo,
a mi manera, pero no olvido
lo que eres, quien eres...
Me duele saber
que mis labios casi articulados
de vez en cuando te regalan un te quiero;
que mis brazos no se extienden espontáneos,
que me despido cada noche de ti,
porque se que quizá no estarás a mi lado...
Casi por obligación o por miedo a no volver a verte...
No porque quiera, no porque me nazca
Y duele...
Quisiera extenderte un abrazo
sentir el latir de tu corazón...
Pero aun me siento dañada, dolida, violada,
sobrepasada, herida...
La piel está a carne viva,
quizá por esto oso a escribir
cuanta indolencia se me venga en mente...
Porque lo necesito, porque lo siento,
porque estás heridas no punzan, queman;
porque es siempre lo mismo
y tú estás viejo, no cambiarás...
Y yo no debo siquiera osar con el
pensamiento querer cambiarte...
Debo aceptarte y quererte...
Es que a mi edad todo pareciese más fácil de lo que es...
En el fondo yo se que no es así y me albergo
en la inexperiencia... En alguno de mis utópicos sueños
mezcla de fantasía y realidad...
Todo esto para soportar los golpes que me das
quizá sin querer agreder sino que amar,
aunque siempre sale alguien lastimado...
No sé si deberia pedir perdón
o sentir arrepentimiento...
Pero no es ninguno lo que siento.
A veces tu amor daña
y hiere más que una filosa navaja...
Ésto me duele, me hace sentir así.
Yo te amo, y no te niego
me gustaría retroceder en el tiempo
cuando yo era la niña pequeña de tus ojos, de tu vida...
Siento cierta nostalgia de no ser quien era...
Espero que esto sea sólo producto del dolor
y que yo pueda una vez más,
sentir que necesito del calor que sólo tú me das...

No hay comentarios.: