miércoles, 23 de enero de 2008

Anoche soñé contigo




Anoché soñé contigo, como hace tiempo no lo hacía, al menos no de la forma en que te concebí en mi sueño. Te abrazaba tiernamente, y el roce de nuestros cuerpos oscilantes fue tan real, tan real, que siento que podría describir tu silueta a ojos cerrados. te sentí tan real, fue tan real. Mientras me colgaba de tu cuello, me cogías por la cintura y me mirabas con dulzura; fue tanto el calor abrasador y el fuego de nuestras miradas, que nuestras bocas se fundieron en un tierno y cálido beso; como saboreando nuestros labios por primera vez. Suave y lentamente comence a jugar con mi lengua, buscando la tuya y desperté.
Al despertar, recordé todo con tanta nitidez, que produjo en mí una horrible desazón; y la confusión dió paso a las lágrimas... Estancadas, detenidas, contenidas, lánguidas; mientras mi pecho se oprimía de tal forma, que me impedía el libre paso del aire, dificultandome la respiración y dejandome casi sin aliento...
Experimente una tristeza enorme, que sentí emergía desde las profundidades para desembocar en mis ojos en forma de unas gruesas, estáticas y escasas lágrimas; tan espesas que esta vez no se deslizaron sobre mis mis mejillas sonrojadas, pero estas bastaron para confortarme y sentirme un poco más aliviada.
Sin embargo la amarga sensación, aún no me abandona, y quiero, necesito convencerme que te atraje hasta mis sueños, a raíz y culpa de mi subconsciente; por haberte grabado en el, sin la intención de hacerlo; a causa de que te he pensado mucho y de que me he preocupado por ti. Quiero, necesito creerlo así, y no porque te extrañe ni mucho menos porque me faltes; porque no me dueles, ni tú ni tu recuerdo; ya nunca más, ya no dueles como antes...

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