Ésta noche caminé bajo la luz de la luna,
bajo un cielo raso iluminado por los detellos
que emergían de tu mirada.
Caminé descalza junto a la orilla,
sentí entre mis pies la arena,
la espuma burbujeante entre mis dedos,
y oí el susurro de tu nombre
en el vaiven de las olas.
En el mar se escribían una a una mis palabras,
y en mis labios se grababa el sonido del oleaje.
Me miré en la inmensidad del mar,
pero no hayé más reflejo que el tuyo;
mirándote te dije que tenías todo de mí.
Te ví partir...
Pero recuerdo al menos, que me dejaste un lucero
para que iluminara mis oscuras noches;
y desde entonces cuando el sol debe marcharse,
la luna sólo alumbra para mí...
No hay comentarios.:
Publicar un comentario