domingo, 1 de junio de 2008

Absorto





Casi inalcanzable palpitaba en lo alto, tan inaccesible, su destello iluminaba cuanto veia... Intocable, pero tampoco en su grandesa podía palpar siquiera un cuerpo... Paradójico. Desde su trono observaba cada paisaje, pero no podía deleitarse con sus bondades... Así estaba su corazón: Enajenado, inmutable, implacable, sellado a fuego... Y así vivía en soledad, pero una soledad que extrañamente le era buena.

1 comentario:

Vi.- dijo...

hola!
tanto tiempo!

pues claro que no te he olvidado
a menudo me paso por aquí a ver si has publicado...
pues ando de paso, así que en otro momento te escribo con más calma.


que estés bien.

saludos!

adios!

yaiza.-