lunes, 21 de abril de 2008

Agua


Recuerdo apasible, que nos gustaba mojarnos, hasta no poder estilar más, recuerdo la mirada y la sonrisa de mamá, el eco de su voz, la dulzura en sus facciones, sus ojos deslumbrantes que ahora lucen opacos, y cómo brillaban, brillaban, brillaban también para decir: ¡Niños, basta! - aun así sin perder la ternura - y se reía, se reía en nuestras caras, de vernos empapados, y nosotros reíamos porque el sol no nos tocaba.


Jorge -gracioso- , entraba a la casa por el portón y salía corriendo con una inmensa manguera, mientras yo y Claudia corríamos por la calle, sin importarnos como nos mirara la gente, corríamos, mientras nos quemabamos los pies en las veredas de cemento, hasta que mamá cerraba la llave; entonces los tres abrazados, abrazados a la maguera regresabamos a casa. Ahí nos esperaba mamá con tres toallas y el bloqueador solar; éramos cuatro suspiros envueltos de agua, de risa y de sol.


Ayer hizo mucho calor, y jugamos nuevamente. Mamá ya no nos persigue y el brillo en sus ojos ya no es el mismo, ya no existen esos niños... Jorge y sus amigos, Claudia ahora corre trás Anaís... Y yo los sigo amando, eso no ha cambiado.


Salí a regar la calle, y en la suerte de rocío, recordé cuando el rocío se posaba en nuestros cuerpos, los ojos titilaban, la sonrisa de mamá y cuando el sol no nos tocaba.


Siempre seremos esos niños... Siempre.

miércoles, 9 de abril de 2008

La espera


Con la esperanza en las pupilas , así lo divisé. En una mano cargaba un ramo de flores y en la otra su corazón. Se sentó en un banquilla que halló en medio del parque, miraba los autos pasar, el sol golpeaba su cara mientras echaba atrás su cabeza para ocultarse en su resplandor. En una mano cargaba las rosas, en la otra su corazón... Las horas se deshacían, y su silueta también se desvaneció, el amor que tanto esperaba nunca llegó...